top of page

LA HISTORIA DE LOS AIZKOLARIS

En el País Vasco hay un deporte popular que consiste en cortar troncos. Se llama Aizkolaritza, nombre en euskera. Normalmente tiene lugar en festivales y eventos popgana quien corta más rápido troncos que tu oponente.


Un día, mientras visitaba un pueblo en las profundidades vascas, conocí a un anciano de la zona cuya conversación realmente disfruté. Era un libro lleno de sabiduría. Al hablar sobre el trabajo y el deseo tener éxito, me contó una historia de aiskolaris que realmente me marcó y me hizo reflexionar sobre cómo trabajamos.


Decía así:


Erase una vez dos expertos aizkolaris a quienes se les consideraba los más ávidos de la zona. Ambos crecieron cortando madera y no había nadie que se acercara a la destreza y rapidez con la que lo hacían.


Un día acordaron medirse, para comprobar quién de los dos era capaz de cortar más troncos en un tiempo dado.


Comenzaron la competición a un ritmo frenético, moviendo sus hachas con precisión a una velocidad vertiginosa. De hecho solo se oía un ruido, ya que ambos iban exactamente a la misma velocidad.


De repente, uno de ellos vio por el rabillo del ojo que su oponente pausaba, a lo cual se alegró. “Si vamos al mismo ritmo y él para, quiere decir que estoy ganándole terreno!” Pensó.


Al poco tiempo su oponente se incorporó, continuando enérgicamente con la faena de cortar al mismo ritmo que su compatriota.


Esta situación se repitió en un par de veces más. Iban exactamente al mismo ritmo, pero uno de ellos tomó varias pausas.


Finalizó la prueba, y el competidor que no había parado en ningún momento estaba confiado de que sería el ganador, puesto que no había tomado pausas y habían llevado la misma cadencia de corte.


Al realizar el recuento de troncos, fue sorprendentemente constatar que el otro aizcolari, el que había parado en varias ocasiones, era quien había ganado!


El perdedor no daba crédito! ¿Cómo era posible que le hubiera ganado si él no había tomado pausas ninguna y habían llevado el mismo ritmo?


Así que intrigado le preguntó a su oponente, ¿Cómo has hecho para ganarme si has tomado pausas para descansar?


A lo cual el ganador respondió:

“Te equivocas. No estaba descansando, sino que afilando la cuchilla.”


¿Con qué frecuencia olvidamos de afilar nuestras cuchillas en nuestro trabajo? ¿Tomamos pausas para volver al trabajo con más foco y perspectiva?

bottom of page